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La gestión económica de Uribe, entre pésima y peor

Este le echó la sal…

La apertura a la inversión extranjera, que se canalizó esencialmente hacia la extracción de recursos naturales, renovables y no renovables, de alta demanda mundial y bajo valor agregado para la economía nacional, pero, eso sí, de altísimos costos ambientales a largo plazo y de efecto mínimo en la creación de empleo productivo (alias Confianza Inversionista).

Esta reorientación del modelo de desarrollo económico del país constituye una amenaza histórica, nada menos que una regresión de 180 grados. Ya no trataremos de ser una economía orientada hacia la innovación, con base en el conocimiento y el desarrollo tecnológico (única fuente de competitividad sistémica sostenible en el siglo XXI). Ahora seremos una economía de expoliación de recursos naturales propia del siglo XVI, pero con una lógica y una tecnología más avanzadas y eficientes: la locomotora del crecimiento pasará a ser el sector de la minería, los energéticos y la biodiversidad.

Este lo rebulló…

La ampliación de la cobertura de un sistema de distribución de subsidios directos e indirectos a los grupos más pobres e improductivos de la población, incluyendo la atención de masas migrantes conformadas, entre otros sectores, por víctimas de las dos primeras prioridades, bajo la forma de desplazados, desmovilizados, desempleados, discapacitados, todo lo cual constituye una auténtica emergencia humanitaria a gran escala (alias Cohesión Social).

Esta enorme obra de beneficencia, de alta rentabilidad en lo político como acaba de verificarse en las elecciones, supone una ingente y torpe asignación de recursos para mantener una clientela cautiva, creciente, obediente y de bajo capital humano, que frenará por muchos años todo esfuerzo por cerrar la brecha de productividad total de los factores, raíz de la enfermedad crónica de nuestra economía: el lento y aleatorio crecimiento del PIB per cápita, como se verá más adelante.

Y este pícaro gordo se lo comió

Es hora, pues, de hacer un balance sobre el legado de un gobierno que tuvo todo el tiempo y el poder para resolver los tres problemas que, a su entender, requerían un tratamiento de choque: el conflicto interno, la inserción internacional y la inequidad.

El supuesto implícito del gobierno que termina era llevar a Colombia a un punto de no retorno, logrando que la remoción de los obstáculos externos e internos -que han impedido una inserción internacional ventajosa para el país- indujera un círculo virtuoso que garantizara, hacia el futuro, elevar la competitividad sistémica en forma sostenible. Un ejemplo, según parece, podría ser el de Chile.

Desde esta perspectiva amplia de la competitividad sistémica comparada y de las posibilidades económicas de los próximos años, pretendo elaborar un cuadro descriptivo de la situación en la que el nuevo gobierno recibe al país, más allá de los aspectos éticos, ideológicos, políticos, jurídicos, o simplemente anecdóticos, que, con seguridad, estudiosos más autorizados que yo realizarán en lo que se suele llamar el "juicio de la historia".

Competencia, raíz y perspectivas

He organizado la reflexión en tres partes:

1. Competitividad sistémica comparada de Colombia durante el período 2002-2008;

2. Raíz del problema colombiano: la brecha de productividad;

3. Perspectivas económicas de Colombia para los próximos cinco años.

Competitividad sistémica comparada de Colombia

A. Resultados del International Institute for Management Development (IMD) para Colombia en 2009 y 2010

El pasado 19 de mayo, con la habitual puntualidad de los trenes suizos, se dieron a conocer los resultados del World Competitiveness Yearbook 2010, elaborado desde 1989 por el equipo del International Institute for Management Development (IMD) de Lausana, Suiza. A continuación se presenta el "tablero de posiciones" de 58 países para 2010 y la comparación frente a las de 2009: (Ver gráfico en lasillavacia.com.co)
Una primera mirada revela un hecho sorprendente: Estados Unidos, la potencia mundial hegemónica desde el punto de vista económico y militar, ya no es la sociedad más competitiva del mundo: en el año 2010 fue relegada al tercer lugar. La superaron Singapur y Hong Kong. Esto no ocurría desde 1995, cuando Japón (hoy en profunda decadencia, como que ocupa el puesto 27), que estaba en el primer lugar, fue desplazado a su vez por Estados Unidos.

Lasillavacia.com.co

 

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