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Jose Alberto Tejada

Salud por la impunidad que desafía

Los hermanos Miguel y Guido Nule condenados por el robo a las finanzas de Bogotá en la alcaldía de Samuel Moreno, hoy tienen la casa por cárcel. El argumento de los jueces que les han otorgado estas medidas, es el de sus enfermedades, las que según noticias, siendo delicadas no son ni mucho menos terminales o infectocontagiosas.

Llama la atención que el país que se escandaliza cada semana con los titulares de prensa, no se escandalice con el tratamiento abusivo que personas con poder, como estos señores, reciben de parte de los jueces, los mismos que ante delincuentes comunes se portan tan severos.

Cuando a quienes han tenido las oportunidades, los privilegios y/o las más altas dignidades en cargos públicos y privados se les obligue a pagar sus condenas en cárceles comunes, comenzaremos a atacar de verdad la corrupción que se campea airosa. Las relaciones de políticos con contratistas del Estado, funcionarios públicos, testaferros y demás delincuentes de cuello blanco y de otros colores, para atracar sin miramientos la fe pública y el interés colectivo, requieren tratamientos de choque y éste, el sometimiento a las condiciones comunes de una cárcel común, debiera ser la primera dosis del tratamiento.

¿Por qué razón a quienes tienen todo el poder y plena conciencia de los actos delictivos en los que participan, hay que darles un “tratamiento especial” en casas por cárcel, en guarniciones militares o policivas, en casas fiscales y/o en patios especiales dentro de las cárceles en las que pagan sus condenas personas acusadas en muchos casos, de delitos menos graves que los que estos sujetos “poderosos” han decidido cometer?.

¿Por qué razón a quienes les preocupa tanto la tal “impunidad” que aseguran Santos les está garantizando a los cabecillas de las Farc, no les preocupa con la misma intensidad, la impunidad de la que hacen alarde muchos miembros de la clase dirigente del país, involucrados con verdaderos criminales en delitos oprobiosos tales como el robo a la salud, a la educación, a la alimentación de niños y ancianos, a la infraestructura; así como en masacres, destierros, robos de tierras, robos de ríos, explotación minera, marimbera y cocalera?.

¿Cuántos abogados “importantes” están dispuestos a adelantar demandas en defensa del interés público contra estos individuos poderosos con la misma persistencia y solemnidad con la que cuestionan desde sus oficinas de oropel, los favores de impunidad, que afirman, el gobierno ofrece a quienes negocian el fin del conflicto armado?.

De lejos, los estragos de la corrupción son más nefastos que los del conflicto interno armado. Solo que la corrupción económica es más sutil, menos estruendosa, no muestra sangre en directo, pues queda escondida en el hambre y en el dolor de quienes la padecen. Y las noticias de corruptelas se presentan como chismes de un día para luego terminar disimuladas en el silencio de las rotativas, del micrófono y de la imagen.

No es comprensible que mientras se intenta negociar un cese de hostilidades para acometer un proceso de aclimatación de una paz social duradera, asistamos a espectáculos tan desafiantes, como el tratamiento de niños frágiles que reciben dos bandidos de cuello blanco, provenientes de lo más granado de la alta sociedad colombiana. Y la prensa en este caso no hace algarabía. ¿Por qué será?.

Tampoco se entiende que debamos aceptar la venta agresiva y contra toda lógica de Isagén para entregarle la plata a los políticos, a los contratistas y a los banqueros, que harán ochas y panochas con los recursos que antes “nos pertenecían” a todos, por lo menos de forma simbólica.

Menos se entiende que apenas ahora nos percatemos que existe el Catatumbo y que hace parte de Colombia, y que poco nos importe el abandono estatal de años y años que sus gentes han vivido.

No es claro por qué nos venden como lo más importante, el secuestro de una “periodista del notablato bogotano” en esa tierra abandonada. Resulta así que ahora es más importante considerar el derecho a la libre expresión de la periodista, afectado por la inaceptable prepotencia del ELN, que no el sometimiento al silencio al que está obligado este territorio y cuantos allí lo habitan, incluídos periodistas y líderes sociales de provincia, que parecieran no existir para los grandes medios y para los colombianos buenos.

¡Como si no estuvieran secuestrados desde siempre los compatriotas que allí viven¡.

José Alberto Tejada Echeverri
Director CANAL 2 TV Cali. www.canal2.co
Presidente Corporación CECAN Cali. www.corporacioncecan.org
[email protected]

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