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Salario mínimo: la negociación en su laberinto

El salario mínimo no es mínimo, no cobija a los que son y afecta de manera muy distinta a los sectores económicos. En el mundo se reducen los salarios, pero Colombia necesita más empleos y mejor pagados. Un verdadero rompecabezas.

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Cada vez resulta más difícil llegar a un consenso, lo cual es paradójico porque desde hace años se ha logrado la estabilidad de precios.    
Foto: cumbitara-narino.gov.co

Decisión compleja

Cuando se recen las novenas y estemos celebrando la Navidad, también la mesa de concertación entre trabajadores, empresarios y gobierno estará culminando la negociación del salario mínimo para 2013, sin haber logrado un acuerdo: como casi siempre.

Cada vez resulta más difícil llegar a un consenso, lo cual es paradójico porque desde hace años se ha logrado la estabilidad de precios, y porque la credibilidad del Banco de la República está fuera de dudas.

Tampoco hay duda de que Colombia necesita elevar su demanda interna: necesitamos más empleo y mejores salarios. Pero aumentar los salarios de forma artificial, aun si no causara inflación, aumentaría la informalidad y la desigualdad social. Es decir, acabaría produciendo lo contrario de lo que requerimos.

Adicionalmente, en medio del alto desempleo local y de la crisis de las economías avanzadas, ese aumento artificial resultaría fatal para unos sectores intensivos en mano de obra, porque Colombia padece de un intenso dualismo económico es decir, porque de tiempo atrás se registran grandes diferencias de productividad entre los sectores, que se ahondaron debido a la coyuntura internacional y a la crisis de 2008-2009.

Mientras los trabajadores piden aumentos del 8 por ciento, los empresarios proponen uno de 3,5 por ciento. El margen que se podrían permitir los empresarios es mínimo, por cuenta del desempeño económico tan disparejo de los distintos sectores, y porque existen grandes incertidumbres derivadas de la economía internacional.

Cómo sostener la demanda interna

Durante la última década, y especialmente a partir de la crisis de las economías avanzadas, el crecimiento de Colombia se ha basado en la demanda interna. Crecemos gracias al consumo de los hogares y a la inversión de las empresas y del sector público.

 

 

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Tampoco hay duda de que Colombia necesita elevar su demanda interna: necesitamos más empleo y mejores salarios.

Foto: cut.org.co
  

Mejoras en el empleo y un mayor poder adquisitivo vía menor inflación y más acceso a crédito han resultado decisivas para sostener el consumo. Una inflación baja y estable, acompañada de tasas de interés bajas y estables, ha sido fundamental para que la deuda de los hogares se mantenga en niveles similares a los de 1997–1999 y no represente un riesgo económico y financiero.

Pero difícilmente existe más espacio para que la demanda interna siga creciendo sobre la base de los mismos factores: con inflaciones cercanas al 3 por ciento o tasas de interés a largo plazo del 6 por ciento. Por eso es necesario aumentar el empleo y los salarios reales como principal estrategia de crecimiento. Esto incluso resulta necesario para ampliar la inclusión financiera, con el fin de sostener el buen ritmo del consumo y la inversión productiva del país.

El mínimo no es el mínimo

Pero aumentar el salario mínimo por encima de la inflación más las ganancias en productividad — es decir, artificialmente — podría resultar en un rebrote de la inflación.

Paradójicamente, la experiencia reciente de Colombia ha demostrado que aumentos injustificados del salario mínimo no resultaron ser inflacionarios. En parte, ello obedece a que cada vez son más los productos que llegan del exterior compitiendo con precios más bajos. Sin embargo, la mayor parte de la explicación se encuentra en el propio mercado laboral: 51 por ciento de los trabajadores es informal y de ellos el 76 por ciento no gana siquiera el salario mínimo, que en realidad solo cubre una población limitada de trabajadores formales.

O sea que aumentar injustificadamente el salario mínimo no beneficia a tantos como se cree, pero en cambio sí afecta negativamente a más de los que se cree. En Colombia, el 56 por ciento de los trabajadores no tiene contrato y 91 por ciento de los sin contrato son informales, que no reciben los beneficios de la seguridad social.

Lo que en Colombia se ha logrado al elevar de forma recurrente e irresponsable el salario mínimo por sobre la inflación más el aumento en productividad (junto con elevados costos laborales no salariales oimpuestos a la nómina y una educación superior poco extendida), ha sido contraproducente: 46 por ciento de los trabajadores gana una remuneración por debajo del salario mínimo, trabaja en la informalidad y sufre de una altísima precariedad en el empleo.

Dualidad económica y discusión salarial

Según un análisis de Mckinsey de 2005- y como indica el gráfico siguiente – la productividad laboral del sector financiero era casi el triple de la del sector agrícola, la cual a su vez era apenas menos de un 15 por ciento de la productividad formal e informal de Estados Unidos.
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El problema ahora es que la dualidad económica se estáprofundizando: las cifras sugieren que ello se ha intensificado desde la crisis internacional de 2008-2009 y aún algo más grave, que está afectando negativamente a sectores intensivos en mano de obra.

Por ejemplo, la contribución al crecimiento del PIB entre 2000 y 2008 de agricultura, industria y construcción fue de 5 por ciento, 14 por ciento y 11 por ciento, respectivamente. Pero desde 2009 hasta 2011, las mismas se redujeron a 1 por ciento, 3 por ciento y 5 por ciento.

Sectores menos intensivos en mano de obra, como minería e hidrocarburos o el sector financiero, contribuyeron entre 2009 y 2011 con el 22 por ciento y el 20 por ciento del crecimiento del PIB, como se puede ver en el cuadro 1:

 

Cuadro 1. Contribución de los sectores al crecimiento del PIB

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Los estudios del Banco de la República sugieren que los salarios más altos se pagan en estos dos sectores — minero–energético y financiero— lo cual resulta significativo para el debate sobre salario, pues sus obreros, empleados y empresarios serían menos sensibles a la discusión del aumento del salario mínimo, mientras que para trabajadores y empresarios del sector agrícola, industrial y de la construcción el salario mínimo sí puede resultar crítico o decisivo.

Dónde se crea empleos

Entre comienzos de 2001 y el tercer trimestre de 2012 se han creado más de 5 millones de empleos, pero debe notarse que desde 2009 se crearon más empleos que durante todo el período 2001-2008 (cuadro 2).

Cuadro 2. Contribución sectorial a la creación de empleo
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Sin embargo la contribución de la industria, al igual que de la construcción, disminuye de modo importante, mientras que la de servicios sociales y profesionales aumenta de forma considerable (cuadro 3).

 

Cuadro 3. Participación sectorial en el empleo

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En conclusión, algunos sectores que están contribuyendo más alcrecimiento del PIB no son los que más contribuyen al empleo, y varios sectores intensivos en mano de obra pierden relevancia para el crecimiento, podrían perder aún más competitividad y afectar la creación de empleo o deterior su calidad.

El mundo vs. Colombia

Mientras en Colombia hemos preferido hacer concesiones salariales, la economía mundial parece ir por un rumbo diferente: no es favorable al empleo ni a la remuneración, lo cual alienta un debate global y una gran preocupación social y económica. Pero es importante considerar que:

  • Durante los últimos 20 años, China logró que su participación en las exportaciones mundiales de industria pasara de un 2 por ciento a un 15 por ciento, desplazando principalmente a Japón y Estados Unidos mediante ventajas competitivas asociadas conbajos costos laborales.
  • Aunque muchas de esas ventajas estarían desapareciendo por aumentos salariales en China, tanto Estados Unidos como Europa vienen promoviendo su competitividad vía disminución de sus costos laborales.
  • En Estados Unidos los salarios reales han aumentado menos que la productividad laboral, de modo que el ingreso medio anual de los hogares en los últimos dos años esté cercano a 51.000 dólares (un 10 por ciento menos que el observado a finales de 2007 y comienzos de 2008).
  • Si bien crece la expectativa de que algunos de los empleos industriales vuelvan a Estados Unidos, se sabe que dichos empleos tendrían una compensación salarial por hora cercana a lamitad de la compensación reportada por el Bureau of Labor Statistics (BLS) para la economía americana en su conjunto.
  • El último informe de la Organización Mundial del Trabajo señala que, mientras en 2007 el aumento salarial global estuvo cercano al 3 por ciento, en 2011 fue de apenas 1,2 por ciento.
  • El mismo informe resalta que los aumentos salariales en los países avanzados para 2012 fueron de 0 por ciento.

Trabajadores, empresarios y gobierno deberían explorar nuevas agendas que involucren más la generación de empleo formal, el tema de competitividad y las alternativas para lograr mejoras en productividad, así como el debate sobre la formación o educación de habilidades requeridas en el cambiante entorno mundial.

Egresado de Finanzas y Relaciones Internacionales del Externado de Colombia, MBA del Instituto de Empresa en Madrid, especialista en Finanzas Corporativas de la Universidad de California, y profesor universitario. 

 

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