«Para innovar, Colombia debe impulsar la creatividad en la educación»
Estuvo en Cali muy pocas horas, pero fueron suficientes para expresar que Cali le recordó una ciudad de la India en la que pasó su adolescencia.
“Me encantó esta ciudad y me gustaría volver con mi familia”, dijo Vijay Govindarajan, experto en innovación y el número tres del mundo como pensador de negocios. En el Centro de Eventos Valle del Pacífico dictó una de las conferencias más importantes del Sexto Foro de Competitividad de las Américas.
El País dialogó con él sobre estrategias de innovación y el nuevo papel de los empresarios locales.
Usted planteó en su conferencia que las empresas pueden innovar y fabricar objetos a precios bajos, pero de buena calidad, ¿no le parece que ese no es un gran desafío al que de pronto nadie le apuesta?
He llamado a eso la innovación inversa y de lo que se trata es de abordar a los pobres. Mantener la calidad es algo absolutamente importante porque la gente pobre se ha ganado la vida con mucha dificultad y no quiere productos mala calidad.
La idea es mantener una alta calidad y al mismo tiempo que se reduzcan los precios drásticamente. Si se acepta eso como una limitante se puede pensar en grandes innovaciones.
Hay muchos ejemplos. En la década de los 80 cuando los computadores eran muy caros y solo los podían comprar los ricos, Steve Jobs se preguntó cómo puedo hacer un computador de mil dólares y allí empezó la revolución de los equipos personales. Pensó en un producto de buena calidad y a un precio que se podía pagar.
Al señor Jobs le tomó varios años lograrlo, ¿pero en este momento qué tan lejos estamos de que los consumidores tengan artículos buenos y a precios bajos?
Sorprendentemente estamos más cerca de lo que usted se imagina. Se puede lograr y reducir costos. Un ejemplo de ello es lo que ha pasado con los smartphone.
Tomó casi 50 años la adopción de los teléfonos como tal, pero la adecuación de las nuevas tecnologías ha sido mucho más rápida. Por ende, el verdadero desafío es ver cómo se puede reducir el costo de un computador personal a US$30 o de un smartphone a US$10.
Ese va a ser el desafío y tengo confianza de que lo vamos a lograr pronto.
También dijo usted que se puede construir vivienda a US$300, algo así como $600.000 colombianos. ¿No es exagerado?
Yo propuse el tema de la casa de los US$300 para las familias pobres y la idea básica es entender que la casa es la necesidad humana más importante.
Tenemos que pensar en como satisfacer las necesidades humanas más básicas, porque hay miles y miles de personas que no tienen acceso a una casa decente.
Claro, una casa de US$300 será una vivienda sencilla, pero podemos y deberíamos construir casas para los pobres, que les de sentido de seguridad y dignidad.
Yo crecí en la India y viví en un barrio de invasión y es muy doloroso ver las condiciones de vida en esos sitios. Mi visión es que los seres humanos no pueden vivir en pésimas condiciones.
¿Desde el punto de vista social eso suena lindo, pero a la hora de mirar quien hace una casa de ese valor la responsabilidad es del Estado o del sector privado?
Para mi la casa de US$300 no puede ser responsabilidad sólo del Gobierno o de la caridad o de las entidades sin ánimo de lucro.
Las intenciones de las ONG pueden ser buenas, pero ellas sufren de un gran problema, y es que cuando una ONG no es eficiente no desaparece. En cambio, las empresas del sector privado que no son efectivas se quiebran.
Por ende, las empresas tienen el mecanismo del mercado y son las que deberían resolver el problema de la casa de los US$300. Es un tema de innovación, los empresarios tienen que escalar y ejecutar. Así que el sector privado tiene que tomar la iniciativa y las ONG y el Gobierno juegan un papel importante en colaboración y cooperación, pero la principal responsabilidad debe ser de las entidades con ánimo de lucro.
Sobre el tema de la innovación inversa, usted señaló que los países en desarrollo pueden llegar con sus productos y servicios a naciones desarrolladas. ¿Es posible?
Sí. Pienso que la principal amenaza para las compañías americanas no son las mismas empresas americanas. Van a ser las empresas locales de Colombia o de Perú o de la India, de las cuales ni siquiera se ha escuchado hablar todavía. Mire, en los 70 y 80, los fabricantes de automóviles japoneses entraron a los Estados Unidos y realmente destruyeron la industria automotriz y eso no será nada comparado con lo que la compañías de los países pobres pueden hacer porque tienen costos mucho más bajos para un mejor producto.
Esa es quizá la amenaza más fuerte para las empresas americanas y también la mejor oportunidad para compañías de países pobres.
¿Puede dar un ejemplo de ello?
Le hablo de las prótesis para piernas que se fabrican en Tailandia por US$30. Ya han entrado a otros mercados emergentes, pero más allá de eso hay tecnologías similares que han aparecido en India, donde las prótesis han sido utilizadas a precios razonables. Esa innovación no ha entrado aún a los Estados Unidos, pero yo apuesto a que hay 60 millones de americanos que no tienen acceso al sistema de salud y que se beneficiarían con esas prótesis, pues son innovadoras.
¿Para usted qué es lo más importante de la innovación?
Motivar a los empleados a que generen ideas, porque cuando la gente piensa en innovación considera que es el presidente de la empresa o los jefes los que tienen que ponerla en marcha y no es así. Los empleados tienen la capacidad de hacerlo, así que hay que empoderarlos para que tomen las acciones necesarias.
Si eso se hace los empleados dan mejores rendimientos y los problemas se van a resolver más rápidamente.
¿Pero cómo romper ese paradigma mental del individualismo y la pereza, cómo generar una cultura distinta?
Ese es quizá el tema más importante que debe manejarse. Para que la innovación prospere tiene que ver con la mentalidad y como tal los líderes en Colombia van a tener que aceptar que no tienen todas las respuestas, que deben delegar, pedir ayuda, incluso de los empleados de niveles más bajos. Claro que esto requiere cierto nivel de humildad, pero finalmente es lo que va a producir gran beneficio.
El ser humano tiene un nivel ilimitado de imaginación. Depende de los líderes identificar lo que sale natural de los seres humanos y qué se puede explorar. ¿Qué papel juega la educación?
La clave aquí es la creatividad y la imaginación. Lo que usted necesita es pensar de manera creativa e innovadora y es allí donde se motiva la educación, la creatividad, el pensamiento crítico, el análisis. Eso es lo que produce innovación a gran escala.
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