«La voz del vídeo es de alias JJ y no de Sigifredo», dice Alias Santiago
Gustavo Arbeláez, alias Santiago, condenado a 24 años de cárcel por ser considerado uno de los ‘cerebros’ del plagio de los asambleístas, ha defendido insistentemente la inocencia de López, capturado hace once días por su presunta responsabilidad en este hecho. En la penitenciaria de máxima seguridad de Cómbita, ‘Santiago’ habló con El País durante 40 minutos.
Desde su captura en el 2008 hemos tratado de entrevistarlo y usted siempre se había negado, ¿por qué se decide a hablar ahora?
Cuando veo el video en televisión que dan como prueba reina, que no alcanza ni a doncella, contra el doctor López, recuerdo esa imagen y esa voz que era inconfundible. Yo estuve al lado de ‘JJ’ mas de diez años, cómo no voy a recordar la voz del que fue mi jefe, cómo no voy a recordar un video que yo mismo utilicé para explicarles a las unidades que participaron en la maniobra operativa en Cali. Quiero hablar como un elemento de justicia. Quiero contribuir a la verdad, para que no se condene a una persona inocente. Una persona que fue víctima la ponen ahora como victimario.
¿Cuándo fue grabado el video?
En la operación de Cali iban a participar personas del campo y de la ciudad. Las personas del campo no tienen manejo espacial en la ciudad. Para evitar que se perdieran en el recinto de la Asamblea y tener que explicarles muchas veces, decidimos hacer una filmación despacio, en forma. Ese video fue realizado en el segundo semestre del 2001.
¿Por qué aparece ese video en el computador de ‘Alfonso Cano’?
A finales del 2002 al camarada ‘Alfonso’ se le hace entrega de la totalidad de los videos que se obtuvieron y realizaron para la operación. En esas grabaciones estaba todo lo que fue el proceso de inteligencia, la preparación, las explicaciones de cómo fue la salida, la llegada a Cali. Eran más de 30 horas de video. Él, como jefe superior, solicitó, ante el éxito de la maniobra, toda la información.
Pero es muy fácil decir que la persona del video es ‘JJ’, quien ya está muerto (abatido en el 2007)…
Cotejar la voz de ‘JJ’ no es difícil, existen medios técnicos y científicos que pueden probar esa situación. La inteligencia militar debe tener cualquier cantidad de comunicaciones que mi comandante hacía por radio. En ese banco de datos está la prueba reina para constatar lo que yo he dicho. De esas 30 horas de grabación que se hicieron, el camarada ‘Cano’ autorizó que se hicieran públicos 16 minutos, que es el video que conoce toda la opinión pública. En esa grabación está la voz del comandante ‘JJ’.
Qué paradójico que sea usted, justo el victimario de Sigifredo y de sus compañeros, el que ahora lo defiende…
Es una demostración del humanismo de los guerrilleros, como para algunas cosas tenemos un coraje supremamente duro, para otras, cuando se trata de la justicia y de encontrar la verdad, no nos importa nada.
¿Y no es remordimiento?
Yo diría que más bien es justicia. Y si se quiere un poco de eso, porque no es justo que una persona que estuvo siete años en cautiverio, con las implicaciones que tiene la vida en el monte en esa condición de retenido, ahora se le venga a inculpar en unos hechos en los que no tenía absolutamente nada que ver.
No como periodista, sino como persona que vio el dolor de la familia de Sigifredo y de los otros secuestrados que los esperaron por años y sólo recibieron sus restos, le insisto ¿no se ha arrepentido de ese secuestro?
Yo siempre pienso que eso nunca debió haber terminado de esa forma, que el objetivo de las Farc, y particularmente el mío, no fue secuestrarlos para años después asesinarlos. Eso no estaba en los cálculos ni en los objetivos fundamentales. El plan siempre fue el intercambio humanitario, pero la torpeza, la terquedad, el sectarismo de los ocho años del gobierno anterior, no permitieron las posibilidades de diálogo ni que volvieran a la libertad.
Pero hay que partir de un punto: ustedes fueron los que los secuestraron. Las Farc los tenían en su poder cuando murieron. Las Farc los asesinaron. Incluso, el libro de Sigifredo cuenta todos los maltratos de los que fueron víctimas en el cautiverio.
Desconozco las condiciones en las que estuvo retenido, pero esa no es la política de las Farc, no son nuestras directrices. Se me hace muy difícil aceptar que esas situaciones se han dado, aunque no tienen justificación.
Por el secuestro de los diputados hay otros condenados, aparte de usted. ¿Ellos también podrían entregar información en este proceso de Sigifredo?
Estoy seguro que sí. Pero ya que toca el tema, permítame decirle que este no es el único caso de falsos positivos de la Fiscalía 38. En el 2002 hay un caso de una persona de nombre Héctor Fabio Mazuera, el primer condenado por el secuestro de los diputados. Él, en el momento del operativo, se encontraba en su puesto de trabajo, la empresa presenta esos documentos que lo certifican. Lo condenan como guerrillero a 37 años.
¿Y por qué sólo lo dice ahora y no lo defendió en ese momento, como está haciendo con Sigifredo?
Yo a ese personaje lo vine a conocer cuando estuve detenido en Palmira. Se me presenta y me cuenta que estaba detenido por lo mismo mío. Averiguo con la gente nuestra y me dicen que ellos le dijeron al fiscal que eso no era cierto, mandaron documentos por escrito. Ese hombre lleva diez años de cárcel por algo que no cometió.
¿Cómo fue la muerte de los diputados?
Oficialmente no sé qué pasó con ellos. Una de las razones por las que a mí me detienen es porque yo salía de la zona hacia la Cordillera Central a una entrevista con el camarada ‘Alfonso Cano’. Después de la muerte de los camaradas ‘Raúl Reyes’, ‘Iván Ríos’ (…) cómo estaba cayendo mucha información en computadores se decidió que esas informaciones no se iban a manejar por correo, sino que se darían personalmente.
Usted hablaba ahora de justicia, ¿no cree que las familias de los diputados muertos necesitan saber qué pasó?
Siento que sí, pero yo esa información no la tengo. Sólo tengo la versión de voces, que se dijo que ese día, en la mañana, se les lleva el desayuno a los diputados y a Sigifredo le toca una arepa quemada, hay palabras fuertes con el guerrillero. Se lo aisla del grupo. Me cuentan que siendo las 11:00 a.m. o 11:30 a.m. se escuchan unos tiros en el puesto de guardia, subía una columna guerrillera, en esas selvas existen trochas que las construye la misma guerrilla. Quienes cuidaban a los diputados no sabían que esa unidad iba a pasar por ahí y los otros tampoco sabían que esa unidad estaba en ese sitio. Se dan los tiros, los unos creen que es una emboscada, los otros creen que es una operación de rescate de la Fuerza Pública, y cómo estaba la orden que no se fueran vivos sucede lo que sucede. Yo he hecho comparaciones, un poco con la función que tiene el Inpec, que tiene la orden para no dejar que los internos no se vuelen. Si uno salta la barda o llega un grupo haciendo presión, ellos tienen la orden de disparar.
Pero entonces usted cree que el Inpec tiene la orden de dispararle a ustedes los internos por la espalda, de encadenarlos en el cuello, como hicieron las Farc con los diputados. ¿No le parece irrespetuoso con las familias de los asambleístas esa comparación?
Eso hace parte de la dinámica de la guerra. Y por eso estamos empeñados en que hay que parar la guerra, ella se vuelve irracional. Por eso hay que conversar para pararla.
Cali ha sido una de las ciudades más golpeadas por los atentados, carro bombas al Palacio de Justicia, al Comando de la Policía, hechos que han sido atribuidos al Manuel Cepeda. ¿Por qué las Farc se ensañaron con la ciudad?
No es ensañamiento, el país es escenario de guerra y las acciones se realizan de acuerdo con la dependencia de las situaciones de logística y militares que existan en cada ciudad. No es nada contra Cali, hace parte de la misma dinámica del conflicto
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