Así es el nuevo vía crucis que vive Sigifredo en el ‘búnker’ de la Fiscalía
Y repasa una y otra vez las fotocopias de las noticias que publican en los medios de comunicación de su caso. En la noche, le dejan llamar por unos minutos. Habla con su esposa Patricia Nieto, su fiel compañera, quien como una Penélope aguardando a Ulises, lo esperó siete años hasta que las Farc lo liberaron el 6 de febrero de 2009. Ella le pasa el teléfono a Lucas, el niño que se volvió hombre mientras su papá estaba secuestrado y que ahora, a sus 23 años, se ha convertido en el apoyo de su mamá. Son pocos minutos de conversación, debe llamar a Cali a doña Nelly Tobón, su madre, que a los 73 años de edad y con dos infartos en su historia clínica, intenta reponerse de la depresión que le ha causado la noticia de la detención de su único hijo. También habla con Sergio, de 21 años, el menor de sus hijos. Sigifredo López Tobón, el único de los doce diputados secuestrados el 11 de abril de 2002 que sobrevivió, fue capturado el jueves 17 de mayo por una investigación en su contra por su presunta participación en el plagio de sus excompañeros. Secuestro que él también padeció. Ese día, hacia las 4:00 p.m. recibió una llamada a su celular de la asistente del Fiscal 38 de Derechos Humanos, que le pedía que acudiera al despacho, en pleno centro de Cali. El CTI ya tenía listo un operativo para ir por él y capturarlo. Pero él llegó una hora después a las instalaciones de la Subunidad de Derechos Humanos en Cali. Allí le notificaron que tenía una orden de captura por los delitos de toma de rehenes, perfidia y homicidio agravado. Esa misma noche, lo trasladaron al búnker de la Fiscalía en Bogotá. Con él llegó Patricia. Ella se encontró en la capital del país con Lucas, quien estudia en una universidad de esta ciudad. En estos días, madre e hijo no se han separado. Él la lleva, la trae. La acompaña a las reuniones con los abogados y al mismo búnker de la Fiscalía en el que Sigifredo permanece incomunicado, “como si fuera el peor de los delincuentes”, se queja Patricia. Es Lucas quien le busca en Internet todas las noticias relacionadas con el proceso de su papá, las imprime y se las entrega a su madre para que se las haga llegar a Sigifredo con los abogados. Sergio se quedó en Cali con su abuela. Doña Nelly ya está un poco más tranquila, dice un amigo de la familia. Sigue en la misma casa, en la que hizo un altar para orar por el regreso de su hijo secuestrado. El miércoles pasado, a las 10:00 p.m., Sigifredo fue trasladado a la Clínica del Country por un dolor en el pecho. Pasó la noche en medio de exámenes médicos. “A ella (Patricia) la impactó esa imagen de él, movilizándose en una silla de ruedas por los pasillos de la clínica, rodeado de seis guardianes armados. Nos dijo que lo llevaban como si fuera un peligroso criminal”, dice uno de sus amigos. Patricia sólo ha podido visitar a su esposo cuatro veces: el viernes 18, día de la indagatoria, hablaron por quince minutos; se abrazaron y se despidieron. La noche del dolor en el pecho le permitieron verlo pero no quedarse a dormir en la clínica y los dos sábados, de 8:00 a 11:00 a.m.
El silencio
Patricia Nieto, la mujer que en cada aniversario del secuestro de los diputados asistió a misas, atendió medios de comunicación en su casa y le pidió a las Farc la liberación de su esposo, ha guardado silencio. “El silencio también es precaución. En estos días pasaron por su casa en Cali y desde un carro gritaron asesino”, cuenta un amigo de la familia. Al día siguiente de la captura de Sigifredo, Patricia llegó a la Fiscalía para visitarlo. Las cámaras la rodearon. Incluso, Lucas, quien la acompañaba, se cayó en las escaleras entrando al búnker cuando los periodistas intentaban hablar con él. Ella agradeció por el apoyo y pidió que respetaran el dolor que sentía en ese momento. Son las únicas palabras que Colombia ha escuchado de esta mujer. Pero sus amigos cercanos cuentan que Patricia —a quien describen como un roble que durante el secuestro de Sigifredo fue la columna vertebral de su familia— prefiere guardar silencio. “Creo en la inocencia de Sigifredo. En este momento doy todas las gracias por el apoyo. Estamos en una etapa de mucha importancia. La situación jurídica está en manos de los abogados y la justicia divina”, es lo único que ha dicho. Todo el día contesta el celular, manda mensajes por el Black Berry, va a reuniones. Se levanta muy temprano y llega tarde a la casa de su hijo Lucas. Ha visitado Cali pocas horas en estos últimos días, pues sólo ha ido a recoger pruebas para demostrar la inocencia de su esposo, el hombre que conoció cuando él era estudiante del colegio Francisco Antonio Zea de Pradera. Llevan casados 26 años. Ella, no se cansa de repetirlo, está segura de la inocencia de Sigifredo.
Así ha sido el proceso que tiene detenido a Sigifredo López
El video encontrado en un archivo del computador del abatido jefe guerrillero Alfonso Cano, muerto en noviembre pasado en Cauca, fue la prueba reina por la que la Fiscalía 38 de Derechos Humanos de Cali dictara una orden de captura contra Sigifredo López. Cuando los peritos encontraron el video en el que se daban indicaciones de cómo se cometió el secuestro, técnicos del CTI realizaron una prueba “de oídas” que identificó que la voz, al parecer, era la de López. Con esa apreciación inicial, el video fue enviado, a mediados del marzo, al Fiscal 38, quien investigaba el plagio y posterior asesinato de los asambleístas a manos de las Farc. El Fiscal encargó al laboratorio de la Dijín de la Policía de que realizara las pruebas de audio y morfología para comparar si se trataba de López. “Se dan los dos dictámenes (terminados con fecha de 11 de mayo), en el que los peritos certifican que se tenían puntos de concordancia con Sigifredo López. La Fiscalía consideró que la prueba técnica es seria. Los peritos de la Dijín que la realizaron tienen años de experiencia en esta rama, son profesionales, incluso una de ellas es docente universitaria. Además, la Dijín tiene los mejores laboratorios del país”, explicó una fuente de la Fiscalía que participa en la investigación. Y agregó que “los delitos por los que se vincula al exdiputado, que son secuestro agravado, homicidio y perfidia, de acuerdo a la Ley 600 (antiguo sistema penal acusatorio) son de obligatoria captura para llamarlo a indagatoria. No es algo que sea discresionalidad del fiscal, la Ley dispone que se proceda a la captura antes de la indagatoria. Hay que entender que es otro concepto diferente al que se maneja en el actual sistema penal acusatorio”. El País conoció el jueves pasado las diez páginas que hacen parte de los análisis de acústica y morfología realizados por la Dijín. La conclusión que arrojó el análisis de los audios indicó que “hay correspondencia en datos perceptuales y lingüísticos entre el hablante que participa en la muestra indubitada (los videos de Sigifredo López) y el hablante objeto de estudio de las muestras dubitadas (la persona que aparece en la grabación en la que se planea el secuestro)”. Los análisis indican que el “estudio se inicia aplicando el método combinado clásico, que consiste en analizar datos perceptuales y lingüísticos en los que se encuentra que existe correspondencia de rasgos de habla relacionados con la misma tonía, fonía y rasgos articulatorios entre el hablante de la muestra indubitada que pronuncia vocablos como enkontgramos, agrikultura, markar, margeta, akuergdo del gobiergno, y de las muestras dubitadas en las pronuncia vocablos como prgonto, trgabajo en un texto. demostrgandole al mundo, sekuetrgados”. Las otras pruebas que se han realizado esta semana son un exámen grafológico de lo que aparece en el video y una entrevista a Gustavo Arbeláez, alias Santiago, exjefe del Frente Manuel Cepeda Vargas, quien aseguró que la persona que aparece en las imágenes es Milton Sierra, ‘JJ’, cabecilla de este frente abatido por la Armada. ‘JJ’ y ‘Santiago’ fueron, junto a ‘Franco’, del Bloque Móvil Arturo Ruiz, los encargados de coordinar el plago de los diputados del Valle.
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