El TLC con Estados Unidos: las luces. Colombia sí podrá.
Más comercio y más inversión
En mayo de 2004 comenzó la negociación del TLC de los países Andinos con Estados Unidos. Ese proceso concluyó con la firma de acuerdos por parte de Perú y Colombia. Ahora, ocho años después, por fin va a entrar en vigencia el TLC entre Colombia y Estados Unidos.
Hay muchos colombianos que miran al TLC con temor y escepticismo. Sin embargo, cuando se examina la experiencia de los países que tienen tratados similares, se encuentra que su comportamiento comercial con el país del norte ha sido ampliamente satisfactorio.
En la mayoría de los casos, el aumento de las exportaciones hacia Estados Unidos ha sido mayor que el de las importaciones de ese país. Se ha estimulado la inversión internacional y se han logrado tasas de crecimiento de PIB superiores a las que se obtenían antes del acuerdo.
Pero, además, los TLC con Estados Unidos han obligado a los nuevos socios a fortalecer su institucionalidad para administrar los tratados, particularmente en materia aduanera. La administración de contingentes y la necesidad de cumplir las condiciones de origen pactadas, han obligado a las autoridades y a las empresas a mejorar sus sistemas administrativos y a hacerse más eficientes.
Por lo demás, el acceso a equipos y materias primas sin arancel ha permitido a muchas empresas mejorar su competitividad, no solo para exportar a Estados Unidos y al resto del mundo, sino también para el mercado interno. También es cierto que algunas actividades han desaparecido o se han hecho más eficientes.
El caso de México
En 1994, cuando entró en vigencia el tratado, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos ascendían a 47.000 millones de dólares y las importaciones llegaban a 50.000 millones, con un déficit comercial de 3.000 millones. Para el año 2010, el comercio con Estados Unidos había cambiado radicalmente: las exportaciones llegaban a 230.000 millones y las importaciones eran de 160.000 millones, con un superávitde 70.000 millones de dólares.
Pero, más significativo aún, la composición de las exportaciones totales de México cambió radicalmente:
- En 1982, el petróleo representaba 69 por ciento y las exportaciones industriales 24 por ciento.
- Para 2011, las ventas de petróleo representaban el 16 por ciento y las exportaciones industriales el 80 por ciento.
En el sector agrícola la evolución ha sido igualmente interesante. Estados Unidos y México se han especializado en aquello en que cada uno es más competitivo: México en frutas y hortalizas y Estados Unidos en granos y oleaginosas.
En materia de especialización, el caso de las exportaciones de carne es muy ilustrativo: gracias a las importaciones de maíz, los mexicanos han logrado aumentar sus exportaciones de carne al mundo de prácticamente cero en 1994 a más de 1.000 millones de dólares en 2011.
Pero, además, la producción de maíz no sólo no ha desaparecido, sino que ha aumentado, al mismo tiempo que crecían las importaciones, porque la demanda interna para la producción de carne bovina y porcina aumentaba aceleradamente.
El fenómeno del empleo es también impresionante. Entre 1994 y 2011 el número de empleos formales aumentó de 10 a 16 millones y las remuneraciones de los trabajadores mejoraron, en la medida en que las empresas se orientaron a la exportación, porque los trabajadores al servicio de empresas exportadoras en promedio devengan salarios 37 por ciento superiores a los de las empresas dedicadas al abastecimiento interno.
Fenómenos similares se han presentado en los demás países que tienen TLC con Estados Unidos: las economías se han especializado y ha aumentado su comercio internacional, al mismo tiempo que crecía el Producto Interno Bruto (PIB).
Razones para el optimismo
Colombia tiene muchos problemas para beneficiarse del TLC. Muchos dicen que no estamos preparados. Es particularmente preocupante la mala infraestructura. Pero, si no entrara en vigencia el TLC, ¿cuándo nos prepararíamos? Somos como los malos estudiantes que sólo estudian para el examen la víspera.
Pero creo que podemos declararnos optimistas, porque los colombianos hemos respondido a los desafíos del comercio con inteligencia, creatividad y prontitud. Cuando se nos cerró el mercado venezolano en 2007, se pensó que desaparecerían muchas empresas y que nuestras exportaciones se reducirían drásticamente. Pero sólo dos años más tarde, ya exportábamos más que antes del cierre de Venezuela y la mayoría de las empresas que dependían del mercado venezolano lograron sobrevivir y prosperar.
Sólo 13 países tenemos el privilegio de contar con un TLC con Estados Unidos. Yo soy optimista: Colombia será mejor, más próspera y más equitativa después de unos pocos años de vigencia del TLC.
Exministro de Desarrollo Económico, expresidente de ANALDEX, experto en negociaciones comerciales internacionales y finanzas. Socio de Araujo Ibarra Asociados S.A.
Fuente: http://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/2964-el-tlc-con-estados-unidos-las-luces-.html
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