La Orquesta Sinfónica Juvenil del Valle que representará a Colombia en Europa
Aunque ya ha tenido varias presentaciones, la Sinfónica hará dos conciertos en el Festival de Música Sacra de Manizales y clausurará del Festival de Música Religiosa de Popayán, la próxima Semana Santa. También haría una presentación en Quito y dos o tres más en Cali. Todo ello, con miras a una gira por trece ciudades de Italia; Metz, Francia, y Madrid, del 5 de agosto al 9 de septiembre, en la cual se unirán a jóvenes de Hungría, Bosnia, Kosovo, España, Turquía y Portugal, hasta sumar 130 músicos. Ello, gracias a los esfuerzos del programa ‘Vía dei concerti’, que funciona desde 2009 por iniciativa de 160 colombianos residenciados en Italia, bajo la dirección del maestro Julián Lombana, director de las orquestas sinfónicas del conservatorio ‘F.A. Bonporti’ de Trento, para promover intercambio con músicos jóvenes provenientes de otros países.
Un proyecto luminoso
Lombana, quien se mueve por todo Italia buscando patrocinios, dice que “a los sitios adonde vamos, Colombia significa luz. Todas las puertas se nos han abierto, porque contamos con respaldo del Presidente de Italia”. Sobre la razón de la escogencia, Juan Antonio Cuéllar, gerente nacional de Batuta, dijo: “El talento artístico en el Valle del Cauca está por encima del promedio nacional y esto les permite hacer un repertorio muy exigente”. Por su parte, Guiomar Acevedo, directora de artes del ministerio de Cultura, anunció que la entidad pagará todos los pasajes de la gira. Al hablar de un grupo que conoce bien, Juan Felipe Molano, director de orquestas de Batuta y de la Sinfónica, dice que “los jóvenes no desean que los presenten como los muchachos que se salvaron de conflictos sociales en sus comunidades, sino como portadores de un mensaje musical de excelente calidad”. Y añade, orgulloso: “Esta orquesta tiene más capacidad que la de Batuta Bogotá que viajó el año pasado. Sin pensarlo, la del Valle es la orquesta que hay que llevar, porque ya hace sinfonías completas, con un promedio de edad de 14 años”. El trabajo no ha sido fácil, porque ellos “no llevan ya la música propia en la sangre, sino que se debe enseñarla. Para ellos una cumbia o un bambuco son, a veces, tan lejanos como una sinfonía de Beethoven que nunca han oído”. Pero, “leen música mucho mejor de lo que yo lo hacía a esa edad. Leen más de lo que entienden y el trabajo de uno es aprovecharlo”, explica. Molano está tan entusiasmado como el maestro Lombana, quien afirma que esas dificultades generacionales hacen más valioso lo que se está haciendo con ellas.
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