Trampa disfrazada de un crédito fácil
Pero antes debía consignar 360.000 pesos por un supuesto seguro. Por teléfono aquella persona le pidió su número de cédula, dirección, y otros datos personales.
"Si consignas antes del mediodía, el crédito te sale para esa misma tarde. Si no, te sale para el día siguiente", recuerda Daniel que le explicaron. Tan pronto consignara debía llamar y dictar los ocho dígitos que tuviera su recibo de consigación en la parte superior derecha.
"La plata la quería para pagar deudas que tengo con varias personas, para quedar pagando una sola cuota mensual", explicó. Pensó que le sería difícil recurrir a un banco porque sirvió de fiador a una persona que incumplió con la obligación y ahora está teniendo que responder por esa deuda.
Prestar para poder prestar
Empeñó su computador para conseguir el dinero y más tarde consignó en una cuenta de ahorros de una entidad bancaria reconocida, a nombre de una mujer, que no figuraba en los volantes con que se anunciaba la empresa.
Poco después, el supuesto Cristian Ávila le manifestó que su crédito por 4’280.000 pesos había sido aprobado. Él reparó porque la cifra solicitada era de 4’000.000.
"Me dijo que los 280.000 eran para una póliza de endeudamiento. Tenía que consignar y después se descontaban del crédito", señaló Daniel.
Pero ya no tenía más dinero y así se lo hizo saber al presunto asesor, quien prometió ver qué podía hacer por ella. Le dijo más tarde que su jefe había aprobado que consignara el 50 por ciento, y el resto cuando recibiera el dinero.
Así lo hizo, en la misma cuenta de la primera consignación y acordaron encontrarse el viernes 11 de agosto en una panadería frente a la iglesia de San José a las 2:30 de la tarde. Acudió al sitio diez minutos antes y esperó, pero nadie llegó.
A las 4:00 de la tarde, después de varias excusas que le dieron otras personas que contestaron sus llamadas, ya no pudo esperar más.
Sumando deudas
Al día siguiente se comunicó con Ávila y le pidió la devolución de su dinero tras desistir del préstamo. Aquella persona se disculpó diciendo que había tenido un accidente y le propuso enviarle el dinero a su casa si consignaba 120.000 pesos más.
Al fin accedió devolverle el dinero a través de una firma de giros, pero incumplió de nuevo.
Hoy, a las deudas que Daniel quería pagar con aquel crédito, se suma el préstamo con su computador como prenda, con intereses del 10 por ciento mensual y un plazo máximo de cuatro meses para cancelar.
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