Segunda vuelta para heredar el poder de Lula

Las críticas de las últimas semanas que ponían a Dilma como una mujer demasiado acartonada, seria y sin carisma hicieron mella en una candidatura que contaba con todo el apoyo del gobierno de Lula y que parecía tener el camino abonado para un triunfo de la continuidad de las políticas actuales.
Fue tanta la influencia del actual Mandatario, cuya popularidad hoy ronda el 80 por ciento, que los otros candidatos se quejaron a lo largo de la campaña de luchar contra un "Goliat".
Sin embargo, los brasileños no estuvieron lo suficientemente convencidos de que Dilma pueda tener el papel que hasta hoy ha desempeñado Lula y aplazaron en cuatro semanas la decisión de quién deberá gobernar al país a partir del próximo 1 de enero.
En el bando opositor se alza José Serra, un político de amplio recorrido, ex gobernador del estado de Sao Pablo que empezó liderando los sondeos hasta que la entrada de Dilma, heredera de Lula, movió de nuevo el ajedrez.
El triunfo de la que fue ministra estrella de este Gobierno se daba por descontado casi que de manera aplastante. Pero no llegó.
Serra fue considerado durante toda la campaña como el más preparado de todos los candidatos y aunque dijo que seguiría con algunas políticas de Lula se mostró convencido de la necesidad de acabar con lo que cree son gastos innecesarios del Gobierno y así aumentar la inversión pública.
Rousseff, economista de 62 años y con una historia de juventud ligada a una guerrilla que combatió la dictadura militar (1964-1985), prometía seguir con la idea de un estado fuerte en el petróleo, la banca y la energía. Reconoció, al igual que lo hizo Lula en su momento, que esto no significaba cerrarle la
puerta a la inversión privada.
Ninguna de las dos propuestas fue lo suficientemente fuerte para capitalizar los votos de la mayoría simple. La oposición, que sabía que tenía una dura tarea ayer en las urnas, buscaba forzar la segunda vuelta para tomar un nuevo aire y lo logró.
Las encuestadoras acertaron a medias. La última de ellas le daba a Dilma un 47 por ciento y a Serra solo un 28 por ciento.
A la sombra de Lula
Desde temprano y a pesar de la lluvia, los brasileños asistieron masivamente a las urnas y aprovecharon un sistema electoral digital que ayuda a hacer rápida la votación y el conteo.
Tres horas después del cierre de la votación las tendencias ya eran irreversibles y el ánimo victorioso del oficialismo se tradujo en el reconocimiento de
que la segunda vuelta era necesaria.
La fuerza de los dos mandatos consecutivos de Lula da Silva, su carisma y los logros tanto en política doméstica como internacional, hicieron de la campaña presidencial brasileña un recorrido para tomar sus banderas en el que las críticas al Gobierno deberían ser pocas y muy bien dirigidas para no perder electores.
Brasil es hoy la octava economía del mundo y cerca de 20 millones de ciudadanos han salido de la pobreza gracias a unas políticas que, a pesar de ser de izquierda, respetan la apertura de los mercados y la inversión de capital privado y extranjero.
Lo que muchos se preguntan ahora es si la segunda vuelta electoral será un simple trámite para que Dilma logre un triunfo más amplio.
Alessandro Teixeira, coordinador del programa de gobierno del Partido de los Trabajadores, aseguró que si bien no se logró el triunfo en primera vuelta, es casi fijo que la elección se gane el próximo 31 de octubre.
De ser así, Lula puede sentirse tranquilo de que el poder lo heredó la mujer que él mismo nombró como la única que "tenía todas las condiciones" para ser la primera presidenta en la historia de Brasil.
Contexto
Tercer puesto es decisivo en nueva elección
Con la carrera presidencial obligada a una segunda vuelta, la figura de la candidata por el Partido Verde (PV), Marina Silva, que obtuvo el 19,5 por ciento
de los votos, toma una alta importancia. Aunque hasta ahora ella se ha considerado una "tercera vía", lo que le diga a sus votantes será fundamental para el próximo 31 de octubre e incluso podría mover los pronósticos que hasta ahora le dan el triunfo casi seguro al oficialismo.
Elcolombiano.com