“No habrá perdón ni olvido”, advierte Correa tras once horas retenido por policías
Militares lanzaron un operativo armado para rescatarlo del hospital policial en que se encontraba tras haber sufrido una agresión en la mañana.
Después del operativo Correa llegó al Palacio de Carondelet, en donde dirigió un discurso a una multitud de seguidores que se mantuvieron horas concentrados en el lugar y lo vitorearon cuando apareció en el balcón que da a la plaza.
"No tengo palabras de agradecimiento a todos ustedes. Qué lealtad, qué apoyo, muchísimas gracias… porque se han movilizado en apoyo del gobierno nacional, a la revolución ciudadana, a la democracia", les dijo.
Rechazó "a los que quieren, no a través de las urnas sino a través de la conspiración, la mentira, la infamia, detener a la revolución ciudadana".
Correa criticó a lo que llamó "oposición retrógrada, que hasta negaba que el presidente estaba secuestrado y que lo primero que pedía y exigía es amnistía a los que habían vejado, agredido a la autoridad".
"Jamás cedimos, jamás aceptamos negociar nada bajo presión, nada. Por el diálogo todo", aseguró.
Destacó las muestras de solidaridad de numerosos presidentes del mundo y organizaciones internacionales.
Comentó que "es increíble, impresionante que se subleven, no toda la fuerza policial, una parte… no para luchar contra un gobierno tiránico… sino para buscar supuestas remuneraciones que se les ha quitado… ¿Cómo pueden jugar por algo tan banal con el futuro de la patria?".
Sostuvo que "no habrá perdón y se sancionará" a los responsables de la rebelión.
Respecto al problema que desembocó las protestas de los policías, que argumentaron insatisfacción por reformas a sus condiciones laborales, Correa dijo que, al contrario, su gobierno ha trabajado por mejorar sus sueldos. "Pero cuando decíamos eso, había quienes respondían que quien lo hizo fue Lucio Gutiérrez. Ahí estaba la gente de Lucio, infiltrada, azuzando", denunció.
La crisis
La protesta de los policías surgió por el malestar hacia una ley que consideraban afectaba sus condiciones laborales. El canciller Ricardo Patiño, desde el hospital sostuvo que "no tiene ningún sentido lo que están haciendo los policías, ellos mismos fueron a reconocer que estaban equivocados… los sueldos de los policías se han incrementado al doble en estos tres años".
Durante la jornada los sublevados se tomaron cuarteles policiales en Quito, Guayaquil y otras ciudades, quemaron llantas, lanzaron gases lacrimógenos y cerraron las carreteras de acceso a la capital durante algunas horas, según reportes de las radios y canales de televisión, que mostraron imágenes de los incidentes.
También un grupo de opositores al gobierno irrumpió violentamente en la televisora estatal, en la que penetraron rompiendo una puerta de cristal y se tomaron el set del noticiero que transmitió en vivo toda la incursión hasta que su operación regular fue interrumpida momentáneamente.
Unos 800 policías protagonizaron la protesta en la capital. En Ecuador hay cerca de 40.000 policías, la mayoría de los cuales no participaron de la insubordinación, aunque la falta de vigilancia provocó que en algunas ciudades se reportaran robos y saqueos a comercios.
La mayor parte de los comercios cerraron o atendieron parcialmente en Quito.
Los aeropuertos internacionales de Quito y Guayaquil fueron tomados por el ejército por razones de seguridad y suspendieron sus operaciones. No estaba claro si las mismas habían sido restablecidas después de la liberación de Correa.
Semana.com.co *Con información de Ap y Efe.
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