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Ex candidata presidencial Ingrid Betancourt dice que está dolida con Colombia

Recordó que, como candidata presidencial en 2002, tenía derecho a la protección y a guardaespaldas, pero señaló que el Gobierno le retiró "esa seguridad" de los escoltas.
"Si (la zona) era tan peligrosa y si se trataba de una zona de guerra, como dicen que me advirtieron, su obligación era no dejarme pasar por el control militar… y no me impidieron pasar, como no lo hicieron con nadie", enfatizó.
"Tal vez estoy siendo muy fastidiosa con la gente que sólo quiere ocultar la verdad, pero eso fue lo que sucedió y por supuesto estoy muy dolida con Colombia porque fue injusto", manifestó Betancourt.
Aunque aseguró que la política ya no la motiva, tampoco lo descartó para un futuro.
"No quiere decir que ya no lo haría más porque hay un sueño de tener un mundo mejor y especialmente una mejor Colombia. No sé, si algún día puedo ser útil, quizá lo voy a considerar de nuevo, pero por ahora estoy clara en que tengo que reconstruirme", manifestó.
"No quiero hacer política ni en Francia ni en Colombia, pero quién sabe, estamos en las manos de Dios… pero por ahora, como dije, mi felicidad es
descansar", agregó Betancourt, que fue entrevistada por el popular programa televisivo de Oprah Winfrey.
Betancourt relata en su libro con detalle el secuestro que sufrió por la guerrilla de las FARC en 2002, cuando se dirigía a San Vicente del Caguán, dos días después de que en esta zona se finalizara la concesión otorgada por el entonces presidente Andrés Pastrana, en lo que se conoció como la "zona de distensión".
La ex candidata fue liberada por el Ejército colombiano junto a otros 14 rehenes -incluyendo tres contratistas estadounidenses- el 2 de julio de 2008, en lo
que se denominó como la "Operación Jaque".
Según confesó entre lágrimas, tiene "un poco de miedo" porque, tras su liberación, llegó a "otra jungla" y todavía sufre las secuelas del secuestro al
ajustarse a su nueva vida con su familia.
Por otra parte, Betancourt se defendió de las críticas de la demanda de más de seis millones de dólares que había presentado contra el Estado colombiano, aunque insistió en que ahora no aceptaría compensación alguna, así la suma fuese "el doble o el triple".
Betancourt también rechazó las críticas en algunos sectores de que ella quiso lucrarse con su secuestro y "tomar ventaja de la situación".
"No sé cómo la gente puede llegar a esa conclusión. Tenemos el derecho de que se nos considere como víctimas, es algo que necesitamos para nuestra rehabilitación, que necesitamos que la sociedad reconozca que sufrimos", dijo Betancourt, quien insistió en que el "trato preferencial" que recibió de las FARC fue estar "encadenada del cuello a un árbol" y sufrir muchas "humillaciones".
Señaló, en ese sentido, que escribir el libro fue algo "muy difícil" pero que resultó terapéutico porque quiso "darle sentido a esa terrible experiencia".
"Tengo derecho a sentir dolor por aquellos que siguen en la selva", porque olvidarlos "es como enterrarlos vivos", continuó.
Dijo que también lo escribió por tres razones: por sus dos hijos, para dar testimonio de lo ocurrido y para "darle sentido a la vida", porque su prioridad ahora es encontrar su lugar y reconstruir su vida, subrayó.
"Es increíble estar viva y estar libre", puntualizó Betancourt, al ser ovacionada por el público.
EFE.com

 

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