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¿En qué consiste el ‘Plan de Paz’ de Venezuela para Colombia?

Jorge Valero: Existe una situación sumamente riesgosa en las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia. La paz continental está amenazada por la política guerrerista que viene adelantando hasta ahora el Gobierno de Colombia, en alianza estratégica con el de Estados Unidos. Y es por esto que ambos han convenido en que se establezcan siete poderosas y mortíferas bases militares en el territorio colombiano, con el propósito de extender la guerra interna que vive Colombia al resto del continente, para garantizar también por esta vía un predominio mayor del que tiene actualmente Estados Unidos sobre sus áreas de influencia. Es por esto que el Gobierno de Venezuela ha tomado la decisión de levantar con más fuerza la bandera de la paz, lo cual significa contribuir a que Colombia encuentre caminos para un entendimiento para solucionar de manera pacífica y negociada el terrible conflicto armado que vive desde hace más de 60 años, con un saldo superior a cien mil muertos, siete millones de desplazados, de los cuales cuatro millones se encuentran en Venezuela, razón por la cual somos un país, como el resto del hemisferio, que está interesado en que se busque una salida negociada, pacífica al conflicto interno armado de Colombia.

En este sentido tenemos experiencias como las que se pusieron en práctica en la década de los 70 y 80, que finalmente condujeron a la búsqueda de salidas pacíficas, negociadas, en el conflicto que vivían varios países de América Central, como Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. En aquella oportunidad, los países latinoamericanos y del Caribe constituyeron el llamado grupo Contadora, que finalmente se transformó en el Grupo de Río, instancia que contribuyó a que los hermanos centroamericanos, por vía del diálogo político, por vía de la negociación, llegaran a un acuerdo y que hoy se pueda disfrutar de amplios márgenes de paz y estabilidad como los que viven los países de América Central. Por lo tanto, Venezuela está planteando este tema como el central: la paz continental, la paz en Colombia. De aquí que nuestro canciller, Nicolás Maduro, con instrucciones del comandante y presidente Hugo Chávez, se está movilizando por varios países de América de Sur en los preparativos de la Cumbre de UNASUR, para centrar el tema en la paz regional.

R.N.: Usted también ha justificado ante Naciones Unidas la ruptura de relaciones de Venezuela con Colombia, al acusar a Bogotá de preparar junto a Estados Unidos una agresión militar. Lo cito a Ud.: “El Gobierno de Colombia, aliado con Estados Unidos, trata de iniciar una guerra contra Venezuela”. ¿Puede profundizar en las pruebas que Caracas posee para sostener esta afirmación?

J.V.: El Gobierno de Álvaro Uribe, próximo a concluir, ha decidido, en el último período de su mandato, estimular aún más la política guerrerista que se está proyectando sobre el resto de los países del continente, especialmente en los fronterizos con Colombia. Hay que recordar que parte de esta política guerrerista que pretende llevar el conflicto interno colombiano a otros países del continente fue la invasión a Ecuador, la cual fue condenada primero por el Grupo de Río y luego por la OEA. Ahora hay que mencionar las declaraciones pronunciadas por el ministro de Defensa de Colombia, y luego la disertación que hizo el representante permanente de Colombia ante la OEA. De modo que el Gobierno de Uribe fue desarrollando una estrategia de confrontación contra Venezuela, preparando las condiciones para una intervención armada, en combinación con el Gobierno de Estados Unidos. Y a esto responde la suscripción del acuerdo con Estados Unidos, el cual la Corte Constitucional de Colombia ha calificado de posiblemente ilegal. En definitiva, estas últimas incursiones guerreristas también se alimentan por la vía de incentivar el conflicto a través de un lenguaje altisonante, de guerra. De lo que se trata es de utilizar un lenguaje de paz, de diálogo, de entendimiento, y éste es el único diálogo posible para encontrar solución a la gran crisis armada interna de Colombia.

Por otra parte, después de Iraq, Colombia es el segundo país con mayores desplazados internos en el mundo, hecho reconocido por los informes desarrollados por el Secretario General de la ONU. Quiero decir que el conflicto colombiano tiene terribles consecuencias para el pueblo de ese país, y el impacto es para toda la región. Venezuela tiene una frontera de más de 2.000 kilómetros con Colombia, razón por la cual nuestra frontera es muy vulnerable, y muy frecuentemente se filtran de manera ilegal guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares. Quiero recordar que, pocos años atrás, se logró filtrar por esa frontera un grupo de 200 paramilitares, una de las fu

erzas más tenebrosas que existen y forman parte de la ecuación violenta que vive Colombia. Estos paras se filtraron con instrucciones de altas esferas del Gobierno de Colombia y militares de ese país (…) Todo este cuadro configura un panorama dantesco, y es necesario ponerle fin. La única forma de hacerlo es un plan de paz.

R.N.: ¿Ha formalizado Caracas la solicitud para que medie el Secretario General, Ban Ki-Moon, o busca su Gobierno activar una discusión en el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas?

J.V.: Esta posibilidad no está descartada. Nosotros le pedimos a Ban Ki-Moon que difunda la comunicación que, en nombre del Gobierno de Hugo Chávez, entregamos, para que los 192 países que formamos las Naciones Unidas se enteren de una situación que pone en riesgo la paz y la seguridad del hemisferio. Es un tema que podría ser tratado eventualmente por la Asamblea General. Es esencial.

No estamos solicitando ni buenos oficios ni la actuación de la ONU, más bien preferimos explorar el camino del diálogo político y bilateral. Abrigamos la esperanza de que el nuevo Gobierno que se instalará en Colombia el próximo 7 de agosto, sea capaz de rectificar la política de Álvaro Uribe, y que podamos encontrar una salida a la situación. Ellos tocaron las trompetas de la guerra y llevaron el conflicto a su máximo nivel. Nuestra respuesta fue natural, en resguardo de nuestra soberanía y dignidad.

R.N.: Ud. admite que ha habido momentos de infiltración de pequeños grupos guerrilleros en Venezuela. ¿Se sabe cuán frecuentes han sido estos momentos y cuán pequeños han sido estos núcleos guerrilleros?

J.V.: Incluso en algunos momentos han ocurrido combates de estos pequeños grupos guerrilleros con nuestras fuerzas militares, durante los cuales hemos sufrido bajas de jóvenes militares venezolanos desplegados en la frontera. Pero lo cierto es que Venezuela ejerce un control muy estricto sobre su frontera, mantenemos una presencia muy amplia a lo largo de los más de 2.000 kilómetros de frontera con Colombia. Sin embargo, Colombia no tiene el mismo despliegue militar, lo cual hace la frontera un lugar vulnerable (…) Nosotros mantenemos una política muy firme de confrontación, detención e incluso de rechazo militar a todo aquel que intente penetrar nuestra frontera. Le cito: hace sólo dos días se detuvo a varios paramilitares en la frontera con Colombia. Nosotros cumplimos con nuestras obligaciones internacionales, y en el contexto del impasse con Bogotá, el presidente Chávez ha hecho un llamado a las FARC y al ELN para que depongan las armas y transiten el camino del diálogo político, del debate y la comparecencia, como ocurrió en América Central.

R.N.: ¿Con su respuesta y sobre estos argumentos, rechaza Ud. las declaraciones de Serra, uno de los más importantes candidatos de Brasil, quien ha dicho que “es un secreto a voces que hay guerrilleros de las FARC en territorio venezolano”?

J.V.: Lo único cierto es que el Gobierno de Venezuela defiende con las mejores disposición y determinación la soberanía de la patria y está dispuesto a enfrentar a todo aquel que intente llegar a nuestro territorio de forma ilegal y a causar prejuicios a nuestra población. No hay que olvidar que Colombia es el primer exportador de cocaína del mundo, uno de los principales exportadores de paramilitares en el mundo; de modo que no queremos que esos males endémicos que vive la sociedad colombiana se traspasen a la República Bolivariana de Venezuela.

R.N.: Hay una activación importante de las estructuras diplomáticas de la UNASUR para resolver este impasse entre su país y Colombia. ¿Cómo ve Ud. personalmente el papel de la OEA?

J.V.: Ciertamente, estamos en un proceso en el cual, y de manera progresiva, funciones que históricamente había cumplido la OEA están siendo sustituidas por otras instancias regionales, como el Grupo de Río lo hizo cuando medió por la invasión colombiana a Ecuador. Actualmente está en marcha la constitución de la unión de naciones latinoamericanas y caribeñas, que tendrá lugar en Venezuela el 5 de julio de 2011, lo cual es una verdadera profecía de la unidad de nuestros pueblos.

En este sentido se reivindica el pensamiento de nuestros libertadores, como Simón Bolívar. En resumen, la OEA ha venido perdiendo espacios, y otras organizaciones los han llenado. UNASUR es una de ellas, y puede ser una instancia interesante y apropiada para tratar los temas de conflictos de países, como es el caso ahora de Venezuela con Colombia. Es por ello que Caracas decide llevar este tema a la UNASUR para que se considere un plan de paz.

rnw.nl

 

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