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EDITORIAL QUE NOS LO ACLAREN

 No es del todo comprensible el argumento de la Alcaldía Municipal de Cali y de su Concejo, acerca de la importancia definitiva que tiene para el desarrollo futuro de la ciudad, el famoso plan de las 21 MEGAOBRAS  en el que nos han embarcado.

En este asunto antes que discusiones técnicas y rebuscadas, llenas de declaratorias de los mejores deseos para la ciudad, es necesario aplicar el sentido común y hacer preguntas obvias a las autoridades y exigirles que las respondan sin rodeos.

¿Por qué hay que embarcar a la ciudad en semejante plan de obras cuando todavía el que fue mostrado como el salto al futuro de la ciudad, EL MIO,  está en plena ejecución, con atrasos desproporcionados, con embotellamientos desesperantes para muchos habitantes y negocios de la ciudad y con un cronograma totalmente desbordado en el tiempo proyectado?.

Que nos expliquen primero ¿qué es lo que pasa?  ¿ Por  qué los contratistas no han terminado y en algunos casos, ni siquiera han iniciado obras?  Que nos expliquen ¿Por qué no trabajan día y noche para ponerle una real locomotora  a estas obras?.  Que nos informen ¿Dónde está el atasco de platas?  Que nos muestren  ¿ Cuáles  han sido los planes de mitigación de perjuicios al comercio y a la industria, que ha diseñado la administración municipal?  Que nos expliquen ¿Por qué siguen rodando buses viejos en el circuito vial anunciado para la operación del MIO? Que nos digan ¿Quiénes están manejando la operación del MIO y quiénes se han quedado con la infraestructura vieja de transporte?  Que nos digan ¿Qué ha pasado con los motoristas y demás personas que giraban en torno al servicio de transporte tradicional?   ¿ A quién le ha importado esta situación?   No se trata solo de obras faraónicas. Se trata de la vida de las personas que habitamos la ciudad   y estas personas,  antes que montarse en articulados, necesitan  alternativas de empleo,  de  generación de ingresos,  de seguridad,  que les permitan sentirse ciudadanos.

El proceso del MIO  huele muy mal, no solo desde el punto de vista de la contratación, sino desde el punto de vista de la utilidad real que le brindará a la ciudad. (Algunos expertos dicen que tendrá una vida útil de 25 años, de los cuales ya llevamos consumidos 5 en el mero montaje). Uno se pregunta, si  no habría sido más fácil adquirir una flota nueva de buses a los cuales se les podía asignar un carril exclusivo e invertir mucho dinero en una gran campaña de educación ciudadana para aprender a respetar la movilidad pública y a compartir la malla vial de la ciudad, combinada con un plan de embellecimiento de ciertas zonas emblemáticas.  De esta forma la ciudad no se había desbaratado, se podía haber generado mucho empleo con inversiones menos pretenciosas, apuntando al foco de la transformación cultural y urbanística de la vida ciudadana. Es cierto que en Europa  hay muchas ciudades con carriles exclusivos para buses, sin que para ello, hayan tenido que destruir lo existente, en una espiral de locura, que posiblemente beneficia a unos cuantos y en realidad perjudica en cambio a muchos.

¿Por qué la administración municipal no ha podido emprender un plan de reparación de la malla vial, realmente  juicioso y oportuno?

La ciudad tiene zonas viales simplemente desbaratadas, acabadas y no se ve por ninguna parte el plan de obras agresivo que tal situación requiere.  No solo zonas populares, sino también zonas comerciales y residenciales,  presentan calles y carreras con huecos y con falta de señalización vial evidente.

Si se trata de darle mayor calidad de vida al ciudadano, el sentido común nos dice, que todos estaremos mejor, si en nuestro vecindario o en nuestra zona de trabajo, las vías y la infraestructura vial están en buen estado. ¿Cómo  puede pensarse que una administración que no es capaz de acometer esta solución que está  pidiendo atención inmediata, si será capaz de embarcarse y embarcar a la ciudad en un plan faraónico de obras de las cuales todavía no existen diseños acabados, presupuestos claros y justificación técnica de su prioridad?  

¿Pueden indicarnos el Alcalde y los Concejales, por qué  tienen tanta premura en emprender este plan de las 21 MEGAOBRAS ya?

Lo menos que necesitamos es claridad sobre cúal es el plan de abordaje de este plan, cuando al Alcalde actual solo le quedan dos años de gobierno, sigue encartado con el MIO , con la inseguridad ciudadana, con el desempleo local, con el pésimo estado de la malla vial  y el próximo año es electoral.

Tal insistencia y tenacidad en imponerle a la ciudad este plan, no se ha notado en la defensa de sus empresas municipales de aseo y de servicios públicos domiciliarios. ¿Por qué?

El argumento de que Cali está  retrasada con respecto a Medellín y a Bogotá, no puede terminar siendo el sofisma utilizado para generarle culpa al ciudadano,  si no acepta las pretensiones de los gobernantes y políticos de la comarca sobre este tema. Todo  como si no fuera un elemental derecho de participación,  el de pedir explicaciones creíbles, serias y oportunas al gobernante y a su equipo. Pero en cambio, lo que recibimos es una sinfonía de  meros discursos  desobligantes  para con quienes no aceptan  la aplanadora de la administración y del Concejo, en su pretensión de  pasar a la historia como declaradores del salto al futuro de la ciudad, sin que nos convenzan,  que tal vez, en buena parte, solo quieren aprovechar el pretendido rezago de la ciudad, para promover una feria de contrataciones públicas inmediatas con nuestro aporte de valorización,  que “mucho bien” le pueden hacer a sus propósitos electorales. Que nos lo aclaren. El derecho a la sospecha, también es un derecho inalienable, al que no  puede renunciar el ciudadano.

EL DIRECTOR

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